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Indisciplina: diario de navegación encendida

Poesías

Pocas palabras

Pocas palabras
dejan una huella
en mi alma: gracias

Pocas palabras
Abren las puertas
De mi casa: perdón y gracias.

Pocas palabras
Desarman
mis corazas: gracias.

Pocas palabras
Inventan un mundo
Donde no había nada: perdón y gracias

Pocas palabras
Alimentan mi corazón
Y mis entrañas: gracias.

Pocas palabras
Viven donde vivo
Y caminan mi cuadra: perdón y gracias.

Pocas palabras
En mi boca
Vuelan y cantan: gracias.

Pocas palabras dijiste
Pocas palabras te digo:
Perdón y gracias.

Román

Otra vez Amarilis

Otra vez Amarilis El tiempo ha pasado y vuelves a mi memoria.

Tu auto trepando hacia la sierra, la Cream-Rica
¿recuerdas?, volteando a la derecha, todos esos moteles.

Entonces éramos nosotros; no tú, no yo. Me quiérote,
te gózame, me amándonos, decíamos.

¿A quién llevas ahora? Contigo entre las piernas
¿quién pega de alaridos y triza los espejos
donde nos repetíamos bestiales y dulcísimos?

¿Qué otro vientre recibe tu miel mía, peruano? Di
qué frívola puta, qué sórdida hipócrita limeña,
qué casada cuidadosa del cornudo.

Hijo de perra, ¿lo haces? Pero allí no, nunca, con
nadie vuelvas a la habitación 35. Que se te
muera para siempre, que se te pudra si regresas.

Una vez dije allí no ¿recuerdas?, dije después
donde quieras. Tú me observabas igual que un
entomólogo, eras un médico lascivo examinando
una muchacha muerta de amor: no hables, eres
una muñeca, un cuerpo sin voluntad, y me
tocabas probándome y fui un durazno de esos
que se abren con la mano.

Un durazno, dijiste a mis espaldas, a la luz de la tarde,
separando con suavidad mis carnes, descubriendo
lo que ni yo conozco, mi zona más oscura, la que
guarda esa caricia atroz, obscena y tuya que no
olvido.

Júralo: no has de volver a esa cama con nadie. Me has
negado tu cuerpo, el que gustaba mirar impúdico y
erecto viniendo a mí, el tuyo que era el mío.
Concédeme esto entonces: anda a otro sitio a hacer tus
porquerías.

O vuelve a la habitación 35. El tiempo ha pasado, ya
no hay sino recuerdos y Amarilis qué puede sino
juntar palabras. Ahora somos tú y yo, no existe más
nosotros. Uno y uno, dos solos: yo y esa mierda que
tú soy y yo añoras, desgraciado.

`Màrgara Saenz
(poetiza ecuatoriana)

Instrucciones para llorar

Instrucciones para llorar Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Julio Cortázar
Historias de Cronopios y de Famas

Las bestias del olvido

Las bestias del olvido Preguntas

ya que navegas por mi sangre y conoces mis límites y me despiertas en la mitad del día para acostarme en tu recuerdo y eres furia de mí paciencia para mí dime qué diablos hago por qué te necesito quién eres muda sola recorriéndome razón de mi pasión por qué quiero llenarte solamente de mí y abarcarte acabarte mezclarme a tus huesitos y eres única patria contra las bestias el olvido

Juan Gelman

Los sonetos del otoño

Si puedo dejarte ir como los árboles dejan ir
Sus hojas, tan naturalmente, una por una;
Si puedo llegar a saber lo que ellos saben,
Que la caída es alivio, es consumación,
Entonces el miedo al tiempo y a la fruta incierta
No perturbaría los grandes cielos lúcidos,
Este otoño extrañísimo, dulce y severo.
Si puedo soportar lo oscuro con los ojos abiertos
Y llamarlo estacional, no áspero o extraño
(Porque también el amor necesita un tiempo de descanso),
Y como un árbol estarme quieta ante los cambios,
Perder lo que se pierda para guardar lo que se pueda,
La extraña raíz todavía viva bajo la nieve,
El amor resistirá ­si puedo dejarte ir.

Mary Santon

Laberintos

Ts'ui Pen diría una vez: me retiro a escribir un libro. Y otra: me retiro a construir un laberinto. Todos imaginaron dos obras; nadie pensó que libro y laberinto eran un solo objeto.

Jorge Luis Borges
"El jardín de senderos que se bifurcan"

Cansancio

Cansancio Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuantos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabrá si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola autentica,
alegre
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

Oliverio Girondo

La música del vacío

Callar puede ser una música,
una melodía diferente,
que se borda con hilos de ausencia
sobre el revés de un extraño tejido.

La imaginación es la verdadera historia del mundo.
La luz presiona hacia abajo.
La vida se derrama de pronto por un hilo suelto.

Callar puede ser una música
o también el vacío
ya que hablar es taparlo.

O callar puede ser tal vez
la música del vacío.

Roberto Juarroz

De cara al viento

Si todavía rondaras por aquí
Te agarraría
Te sacudiría por las rodillas
Te soplaría aire caliente en ambas orejas

Vos, que podías escribir como una Pantera
Todo lo que se te metiera en las venas
Qué clase de verde sangre
Te arrastró a tu destino

Si todavía rondaras por aquí
Te desgarraría hasta meterme en tu miedo
Te lo arrancaría
Para que colgara como un pellejo
Como jirones de miedo

Te daría la vuelta
Te pondría de cara al viento
Doblaría tu espalda sobre mi rodilla
Masticaría tu nuca
hasta que abrieras tu boca a esta vida

Sam Shepard

¿Y si Dios fuera una mujer?

Preguntas

"lo que hacemos en nuestra vida privada es cosa nuestra" dijeron
las Seis Enfermeras Locas del Pickapoon Hospital de Carolina
mientras movían sus pechos con una
dulzura tan parecida a Dios

¿y si Dios fuera una mujer? alguno dijo
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno
¿y si Dios movieras los pechos dulcemente? dijo
¿y si Dios fuera una mujer?

corrían rumores acerca de las Seis
las habían visto salir de hospedajes sospechosos con una mirada triste en la boca
las habían visto en una cama del Bat Hotel
las habían visto fornicando con sastres zapateros carniceros de toda Pickapoon

¿y acaso Dios no sale de los hospedajes con una mirada triste en la boca? alguno dijo
¿y si Dios fuera una mujer?
¡tetas de Dios! ¡blancos muslos de Dios! ¡lechosos! dijo
¡leche de Dios! gritaba por los techos de toda la ciudad

así que lo quemaron
hicieron una hoguera alta al pie de la colina del Este
y también quemaron a las Seis Enfemeras Locas de Pickapoon
todas eran rubias y cada día habían visto a la muerte trabajar

eso es todo
así acaban con los temblores mortales e inmortales en Carolina y
otros sitios de Dios
¿y si Dios fuera una mujer?
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno.

Juan Gelman

Salvo el crepúsculo

Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo.

Matsuo Bashoo
(1644-1694)

Otra fiesta

A veces parece
que estamos en el centro de la fiesta.
Sin embargo
en el centro de la fiesta no hay nadie.
En el centro de la fiesta está el vacío.

Pero en el centro del vacío hay otra fiesta.

Roberto Juarroz

Preguntas

Preguntas ¿Una pregunta es un buen comienzo?
¿Esta lapicera será un buen instrumento?

¿Son las preguntas un género melancólico?
¿Ocultan o destapan? ¿Ayudan o entorpecen?

¿Quien llega cuando uno espera
a quien no va a venir?

¿De que estan llenos los minutos
cuando es imposible pensar?

¿Alguien vió una lapicera
que solo escriba desdichas?

¿Tenía forma la tinta
cuando soñaba en el tintero?

¿Mi mano ya conocía
el recorrido de antemano?

¿Por que son fascinantes las preguntas?

¿Tal vez porque toda respuesta
nos aleja siempre del ideal?

Las preguntas son poéticas
las respuestas, científicas.

La acción es una pregunta que quema en las manos.
Algo que no se puede sostener en la cabeza.

Las preguntas hoy tienen más certezas que las respuestas
(que además, siempre me parecieron pedantes).

Las preguntas abren ventanas.
Las preguntas suenan.
Me gustan las preguntas.
Me enamoro de quien pregunta.
Pago un millón por las preguntas.
(No quiero las respuestas)

Me inquietan las preguntas como las caricias.
Me perturban.
Algo me hace así
cuando las oigo venir.

¿O serán los labios de quien nos habla?
¿O será la importancia que nos dan?

Román

Olvido

Un poeta menor

La meta es el olvido.
Yo he llegado antes.

Jorge Luis Borges

Algo

Hay algo que no tiene descanso
como una sábana trabajando de vela.
Hay hombres que trabajan de otra cosa, tambien,
y no lo saben. Mueren y no lo saben.

Yo rompo los detalles más cuidados
destrozo monumentos de siglos.
Me paro entre pinturas, como quien busca un bosque
y hablo con ronquidos sin idioma.

Yo tomo lo que puedo de éste día
un vaso de té chino o agua estancada.
Y me importa un comino ser blanco entre los blancos
o complacer tu espíritu con mierda.

Algo, siempre algo, que no es poco,
en medio de ésta inmensa podredumbre.
Algo, un poco más, un solo signo,
y mañana, tal vez, una palabra.

Román

Siempre

Siempre Ciruelo de mi puerta:
si yo no regresara,
la primavera siempre volverá.
Tú, florece.

(Anónimo. Japón, Siglo XII)

El resto

¡Tan pronto pasa todo lo que pasa!
¡Muere tan joven ante los dioses cuanto muere!
¡Todo es tan poco!
Nada se sabe, todo se imagina.
Rodéate de rosas, ama, bebe.
Y calla. El resto es nada.

Fernando Pessoa